Bienvenida

domingo, 12 de junio de 2011

Tema de cierre de unidades 1 y 2: La alegoría de la caverna

Platón, el conocimiento y la política.
En nuestro primer encuentro, cuando comenzamos hablando de los griegos, describimos el inicio de la actividad política como la forma natural en que todos los hombres de la ciudad ejercían su capacidad de decidir el destino de de ese estado mínimo.
Omitimos hablar de los hombres salientes que dio a luz esa tierra, de forma intencional. Es que esa misma Grecia donde nacieron la política y la democracia también fue cuna del pensamiento. Y si las guerras y las invasiones debilitaron su permanencia como estado, nada pudo destruir el germen del saber de su época, ese saber que trasciende los límites seculares para llegar con vigor y vigencia, hasta nuestros días.
La línea trazada por los filósofos griegos, marca un punto en Platón, que fue el primero en dejar escritas sus reflexiones.
La profundidad de esos pensamientos estaba dedicada a la búsqueda de verdades absolutas, ideas puras, la realidad que es imposible de percibir para quién no sabe pensar y usa solo sus sentidos.
Creo que la alegoría de la caverna es la que más resume el objetivo que me propuse al iniciar nuestros encuentros: que adquieran los conocimientos necesarios para crear su propio criterio, dejando de lado las imágenes que les muestran para ir a buscar la verdad que hay detrás de cada una de ellas. Recuerden que la validez de un acto requiere que el mismo lo logren con diligencia, intención y libertad.
Estos pilares fundamentales se desdibujan cuando la decisión está viciada por la manipulación de la información, el aprovechamiento de las necesidades básicas y el uso ilegítimo de la fuerza como coacción.
Aceptar el destino que la corriente de la masa impone es como dejar de trabajar para alzar las manos pidiendo un subsidio, es como enfundar la espada de nuestra lucha diaria y entregarla sin honor, es como dejar de respirar nuestro propio aire y sobrevivir con lo que el poder de turno nos permita.
Justamente la política, en su forma útil es el instrumento que define las reglas del juego de poder necesario para administrar que cada uno acceda a lo que desee, en la medida que lo quiera, con el solo límite de no empeñar el bienestar de los otros, ni el futuro de la sociedad en beneficio propio.

La alegoría de la caverna y la política en nuestras clases
Imaginen una caverna subterránea con una abertura por donde penetra la luz del Sol. Ahí viven desde su nacimiento una comunidad de personas encadenadas que trabajan mirando hacia el fondo de la caverna sin ver la luz real sino las sombras que proyectan sobre esa pared. Por detrás de ellos, yendo hacia arriba, corre un camino más elevado con un muro bajo. Por este camino pasan unos hombres llevando estatuas, símbolos de animales y otros objetos varios que se llegan a ver por encima del borde del muro y proyectan sus sombras en la pared del fondo, alterando y mezclando esas proyecciones con las que produce la luz exterior y provienen de los objetos reales, que se mueven fuera de la caverna.
Los encadenados no pueden ver los objetos que llevan esos hombres por el camino; sólo pueden ver la pared y la sombra reflejadas en la pared, de ellos y de los objetos que transportan. Ven sólo sombras.
Esta alegoría representa la mayoría de la humanidad que permanece durante toda su vida viendo sólo sombras de la realidad, imágenes, representaciones y oyendo sólo el eco de la verdad mezclado con gritos adoctrinadores.
La opinión que tiene toda esta gran cantidad de gente sobre el mundo está lejos de ser adecuada porque está deformada por las impresiones que dejan en ellos las sombras, manipuladas para direccionar la voluntad a esos hombres en función de los deseos de quienes dirigen los destinos.
Los hombres del fondo de la caverna son habitantes precarios que se aferran a sus deformadas opiniones con la fuerza de la convicción manipulada, con terror y sin deseo de liberarse por el miedo que ese sistema les indujo.
La simple tarea de tratar de trepar para ver la luz real les resulta dolorosa, peligrosa y cegadora porque desde chicos les inculcan que el fondo es su lugar y van a ser castigados si dejan su posición.
Solo aquellos que se atreven al desafío y cortan su dependencia llegarán al exterior de la caverna. El esfuerzo es notable, el ascenso les provocará dolor y al principio la vista del exterior será lacerante. Comprender que la subida dejó atrás a sus pares y que está solo frente a cosas que antes le eran inimaginables será casi insoportable. Pero la adaptación le premiará con luz y con la imagen real de los objetos que antes veía deformados.
La tarea no está completa. El conocimiento solo se perfecciona cuando es compartido, cuando sirve para el bien general. Este hombre debe ahora rescatar a sus compañeros.
Está llamado a ser quien les gobierne y les ayude en el sacrificio que deben encarar para poder crecer. Aquel que mejor conoce el camino es quien debe ser el guía. Solo él puede con su voz dirigir correctamente en vez de gritar consignas masificadoras que los esclavos repiten como un himno vacío de pasión y lleno de oscuro fanatismo, sin entender el significado.
 Pero eso plantea nuevos sinsabores. La oposición de quienes someten al resto y la posición obtusa de quienes tienen miedo a ser quitados de su pobre equilibrio serán dos duros obstáculos. Aquellos que viven en el fondo, a veces por desidia y otras por miedo tratarán de silenciar la voz del que quiere salvarlos descalificándolo, acusándole de querer mentirles y de ser un extraño que ya no siente como ellos, de ser miembro de una casta a la que ellos no pertenecen. Y así eligen  continuar en la ignorancia constante que no les plantea dificultad para mantenerse. De hecho nunca podrán caer más bajo de lo que están.
En esta última reflexión, Platón generaliza por extensión aquello que sufriera su maestro, Sócrates, que tratando de iluminar con la verdad y buscando comunicarla por medio de la razón, fue conducido a morir por quienes se oponían con la complicidad de aquellos que no se animaron a la luz.
Esta alegoría señala que elevarse a un nivel más alto requiere esfuerzo y disciplina, por eso le da tanta importancia a la educación. También ese conocimiento servirá para conducir a los pueblos al saber con los valores eternos y absolutos, para lograr el poder con paz y consenso y así salvar a la humanidad de los flagelos que propician la ambición, el odio, los prejuicios y la ignorancia.

Juan Pesquera

No hay comentarios:

Publicar un comentario